Copas
(uno)
Un
cuerpo real.
Un
cuerpo sin miedo.
¿Podrá
saciar mi sed?
¿Cubrirá
mis caprichos?
Un
hombre vestido de traje,
tan perfecto
que parece un souvenir,
me
invita a hundirme junto a él en veinte copas
con
intenciones
algo
macabras.
Y el
cielo inyectado en sangre
anunciante
de la última hora.
Los ojos
somnolientos,
delicados.
Esa
noche la joven se vendió por monedas,
el “caballero”
recorrió todos los callejones en busca de clientela
y sus
madres, orgullosas de ambos.
Las
cabezas se mecían al compás.
Adorables,
juveniles.
El
lamento y el arrepentimiento,
el sudor
y las lágrimas.
Los
agujeros en su ropa interior.
Jarabe
nocturno, que jamás podré tomar.
Foto: Diane Arbus
Comentarios
Publicar un comentario